Tanto la ciencia como la igualdad de género juegan un papel clave para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para 2030. Por eso, en 2016 la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La realidad es que, a pesar de los avances realizados, a nivel global aún existen muchos retos para la incorporación de las mujeres al ámbito científico. Esto se traduce en que, en campos pioneros como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales son mujeres, según datos de la ONU.
He tenido la oportunidad de sentarme con dos de mis compañeras en SAS para que nos cuenten su experiencia como mujeres en la ciencia. Amaya Cerezo, Licenciada en Matemáticas y Master en Data Science, trabaja como Systems Engineer; y Laura Ibáñez, Graduada en Matemáticas, Estadística y Economía y actualmente finalizando un Master en Ingeniería Matemática, desempeña el cargo de Associate Analytical Consultant.
La ciencia: ¿vocación o cuestión práctica?
Una de las primeras preguntas que nos surgen cuando nos remontamos a los inicios profesionales es cómo se inicia la relación con el mundo de la ciencia, y si ésta responde más a una cuestión vocacional o si se trata de algo circunstancial o una decisión práctica.
“En mi caso fue vocacional, la empleabilidad no influyó en mi decisión. Sin embargo, llegué a las Matemáticas por casualidad, ya que un compañero de piano estudiaba Informática y gracias a él tuve un primer contacto con la programación. Entonces me di cuenta de que este campo era el que iba bien con mi forma de ser y de pensar, porque no podemos olvidar que las matemáticas son una forma de razonar, un lenguaje, un modo diferente de ver las cosas”, señala Amaya Cerezo, Systems Engineer en SAS.
“Durante mis estudios de Educación Secundaria me recomendaron no estudiar el Bachillerato de Ciencias, por lo que opté por la modalidad de Ciencias Sociales. Finalmente, me di cuenta de que verdaderamente sí me gustaba ese campo y mi propia profesora de Matemáticas me animó a que siguiera por ese camino. Estudié Matemáticas, Estadística y Economía, porque me atraía mucho la materia, pero durante la carrera descubrí que la parte de programación me apasionaba”, explica Laura Ibáñez, Associate Analytical Consultant.
Conocer el para qué de la ciencia
Uno de los aspectos que destacan muchos de los profesionales del ámbito científico es que la sociedad tiene una imagen distorsionada del trabajo real que se realiza en este campo y esto puede hacer que resulte menos atractivo para las niñas y las jóvenes.
“Yo creo que no se enfoca bien educativamente. Por ejemplo, las integrales, más allá de su cálculo se deberían poner énfasis en cuál es su aplicación para las distintas situaciones que se dan en el día a día de las empresas. Sin embargo, una vez empiezas a trabajar, entiendes cómo aportan soluciones, independientemente de la industria. Pero en el ámbito académico, creo que no hay nadie que te diga qué vas a acabar haciendo”, afirma Amaya Cerezo.
“Durante los primeros años de universidad las matemáticas que se ven son bastante teóricas, y empiezas a ver su aplicación durante los últimos cursos. Esto hace que en el primer año muchos estudiantes abandonen la carrera. Creo que sería interesante tener desde el primer momento ciertas asignaturas en las que se viera adónde se quiere llegar y por qué también es importante cursar asignaturas más abstractas que te permitirán en un futuro tener mayor capacidad para resolver cualquier tipo de problema. Igualmente, considero que en Bachillerato debería de haber más asignaturas de análisis”, puntualiza Laura Ibáñez.
Pero existen más motivos detrás de la falta de interés de niñas y jóvenes por las carreras STEM. Un estudio reciente llevado a cabo por un equipo de la Universidad Oberta de Catalunya desvelaba algunas razones por las que las mujeres no se sienten atraídas por este tipo de profesiones, entre las que destacan los estereotipos de género, las posibilidades de conciliación que se ofrecen en estos ámbitos y la falta de exposición a modelos de mujeres y a programas de mentoría.
“Creo que los hombres se sienten más atraídos por todo lo que tiene que ver con las máquinas, la industria, etc. A lo mejor a las jóvenes hay que enseñarles que hay mucho más detrás: programar, el reto del análisis” indica Amaya Cerezo. En su caso, desvela que cuando ella estudió la carrera, el número de mujeres era igual que el de hombres, sin embargo, gran parte de sus compañeras optaron por dedicarse a la docencia, ya que no se sentían atraídas por la parte de programación.
Un sector con oportunidades
Si bien la vocación es fundamental, no podemos olvidar que las carreras STEM ofrecen buenas expectativas profesionales. De hecho, según datos recientes de DigitalES, en España hay actualmente unos 10.000 puestos de trabajo en el ámbito de la tecnología que no se pueden cubrir por la escasez de perfiles cualificados.
“Estudias una carrera que te garantiza un empleo, te va a dar una estabilidad. Teniendo en cuenta la desigualdad que existe en el mercado laboral, estos estudios te aseguran oportunidades profesionales y te dan libertad de elegir. Hay un abanico muy amplio de posibilidades en estos campos entre las que escoger” comenta Amaya Cerezo.
Otro factor fundamental es el propósito, que las niñas y las jóvenes sean capaces de identificar qué se consigue con este tipo de trabajos y cómo contribuyen a la sociedad para hacerlos más atractivos.
“Destacaría que este tipo de carreras y trabajos son bastante gratificantes porque el trabajo que desempeñas tiene utilidad, es reconocido y es satisfactorio. Nuestro trabajo tiene un propósito, aporta valor y marca la diferencia. Es muy bonito ver cómo a partir de unos simples datos puedes analizarlos, modelizarlos y crear diferentes algoritmos matemáticos que ayuden a tus clientes a alcanzar sus objetivos o a resolver cualquier tipo de problema”, añade Laura Ibáñez.
Si la igualdad y la diversidad son importantes en todos los sectores, en campos como la Ciencia de Datos éstas cobran una nueva dimensión para garantizar una variedad de enfoques y perspectivas. Teniendo en cuenta, además, la tendencia a basar en datos la toma de decisiones que afectan a toda la sociedad, se hace esencial la presencia de mujeres en Ciencia de Datos para lograr que éstas se realicen en base a datos fiables y sin sesgos.
Visibilizar el papel de las mujeres y buscar referentes es, sin duda, uno de los pasos para que las nuevas generaciones de niñas puedan verse reflejadas y motivadas a entrar en estas disciplinas. Iniciativas como nuestros premios Mujeres en Data Science en el marco del evento Women in Data Science son un ejemplo del trabajo que ya se está realizando en esta dirección.
¿Quieres saber qué hacemos en SAS para impulsar la presencia de mujeres en Ciencia de Datos y Analytics?