A nivel global, existe una agenda común a empresas e instituciones públicas: la sostenibilidad. El consenso internacional en torno al cambio climático se está traduciendo en legislación y regulaciones. Muchas de estas están programadas para entrar en vigor en los próximos años. Sin embargo, este empuje hacia la descarbonización debe establecerse dentro del contexto de las obligaciones existentes bajo la legislación ambiental, social y de gobierno corporativo, ESG por sus siglas en inglés.

De esta manera, las empresas se esfuerzan por cumplir su agenda medioambiental sin descuidar otras áreas de negocio. Sin embargo, está claro que no todo puede ser una prioridad y muchos factores afectan las decisiones sobre qué temas priorizar.

El efecto de la propiedad

Durante nuestras conversaciones con clientes y colegas, hemos detectado que accionistas e inversores tienen una gran influencia en las decisiones sobre todo aquello relacionado con la sostenibilidad. Por ejemplo, hemos visto casos en los que éstos están impulsando una estrategia medioambiental más fuerte y rápida de lo que exigen los propios reguladores. También hemos escuchado que la mayoría de los esfuerzos se centra en los temas ambientales, impulsados tanto por la conciencia como por los objetivos gubernamentales.

Sin embargo, en nuestra conversación con Pablo Pérez-Montero, Head of Sustainable Finance & ESG Advisory en CaixaBank, encontramos una forma de afrontar la estrategia de ESG todavía más innovadora. Una de las principales diferencias del banco respecto a otras entidades financieras es que su principal accionista es Fundación “la Caixa”, una organización sin ánimo de lucro. Pablo explica: "El impacto social es parte de nuestro ADN. Somos probablemente el único gran banco a nivel europeo que está distribuyendo un porcentaje muy relevante de sus dividendos año tras año a una entidad como la Fundación “la Caixa”, que está dedicada por completo al impuso y desarrollo de proyectos sociales. Es muy relevante para nosotros saber que el propósito principal de nuestro accionista mayoritario es generar impacto social y fomentar el desarrollo y bienestar social, poniendo especial foco en segmentos vulnerables de la población”.

El banco también tiene un fuerte enfoque en estos proyectos como parte de su agenda ESG, como se muestra en su reciente Plan Estratégico, que cubre el período de 2022 a 2024. Este plan establece tres pilares o prioridades: sostenibilidad, crecimiento del negocio y un modelo de servicio integral al cliente. Pablo explica el papel que juega la sostenibilidad en el banco.

"La sostenibilidad en CaixaBank se entiende desde una perspectiva global y a través de las tres áreas ESG; medio ambiente, social y cuestiones de gobierno corporativo. Ofrecemos una gama de productos financieros sostenibles en todos los segmentos de clientes, desde personas y banca minorista, hasta PYMES, banca de empresas, y corporativa y de instituciones A través de las inversiones que financiamos, buscamos generar un impacto positivo tanto en cuestiones ambientales como sociales, al mismo tiempo que promovemos la transparencia y el buen gobierno".

El banco se ha unido recientemente a la Alianza de la Banca por las Emisiones Netas Cero (Net Zero Banking Alliance, NZBA), una alianza global que tiene como objetivo ayudar a descarbonizar el tejido empresarial global, impulsando esta iniciativa desde el propósito de mitigar las emisiones de CO2 de los balances de los bancos para alinearlos con los objetivos de la ciencia. Esta prioridad está muy presente en la agenda y actividad del banco.

"Creo que la descarbonización es probablemente la mayor ambición del banco a corto plazo. Nos hemos comprometido a movilizar 64.000 millones de euros en financiación sostenible durante los próximos tres años. La variable ambiental sigue generando un porcentaje muy relevante de nuestra actividad sostenible, todo lo que se integra en el mundo de financiaciones verdes, que cubren aspectos desde energías renovables, hasta transporte 0 emisiones, el tratamiento de residuos o la gestión del agua. Sin embargo, CaixaBank ha puesto también el foco en el impulso de las financiaciones con impacto social, donde impulsamos servicios como la salud, la educación y el transporte público como la vivienda social, y el acceso a recursos e infraestructuras básicas".

El papel de la regulación

Pablo es claro en que la regulación está impulsando al mercado y, por lo tanto, también la actividad del propio banco. Señala que los organismos de la Unión Europea han alentado a los bancos a canalizar el capital hacia inversiones verdes, lo que ha impulsado el crecimiento del mercado de financiaciones verdes.

"La Unión Europea ha sido pionera en incorporar la sostenibilidad como una variable vertebradora de su actividad reguladora e impulsora y 2022 fue un año en que las recomendaciones comenzaron a convertirse en obligaciones. Esto ha potenciado el impulso de ciertos sectores y ha puesto un foco de presión muy claro en la descarbonización y la canalización de flujos de inversión y financiación hacia actividades alineadas con las variables ESG".

Da un ejemplo para ilustrar este punto.

"Nos pidieron que consideráramos financiar un proyecto impulsado por una gran compañía española, para una línea de ferrocarril 100% eléctrica. En sus primeros años de vida útil,  este proyecto contemplaba en sus proyecciones el transporte de carbón en un porcentaje relevante. El proyecto finalmente fue denegado por el impacto que supone sobre los objetivos fijados por el banco para descarbonizar su balance y por aspectos relacionados con la política medioambiental asumida por la entidad. Nuestra política es exigente y establece límites a determinados tipos de financiación con un claro foco en tratar de mitigar el impacto medioambiental que pudieran producir los proyectos e inversiones que financiamos”.

Una combinación de factores

Por lo tanto, hay muchos factores que pueden influir en las decisiones sobre las prioridades en cuestiones ESG. Por un lado, la presión que ejercen los accionistas y los reguladores, que cada vez están más alineados. Por otro lado, como nos contó Pablo: "Los clientes tanto corporativos como cada vez más el consumidor de a pie, favorecen a las empresas cuya propuesta de valor en términos ESG está más evolucionada. Las empresas que se encuentran en una posición más débil o tímida en cuanto a su madurez en sostenibilidad ven cómo el mercado se estrecha parcialmente para ellas". Los líderes en ESG tienen ya una ventaja competitiva que no sólo se ajusta mejor a las necesidades de un mercado en permanente cambio y evolución, sino que también generan mayor confianza y atracción de nuevos clientes, cada vez más comprometidos y vinculados a este propósito.