La disrupción de nuestra vida como la entendíamos hasta ahora ha impulsado y puesto en valor la importancia de la transformación digital. La repentina y urgente necesidad de trabajar desde casa, mientras se mantenía la comunicación con colegas y clientes, avivó un rápido cambio en nuestra forma de trabajar. Esto, a su vez, promovió un enfoque más pragmático de la tecnología y lo digital al centrar los esfuerzos en las necesidades más inmediatas.

El salto hacia la automatización de procesos

Eva García San Luis, responsable de KPMG Spain Lighthouse, que cubre la inteligencia artificial, la analítica avanzada y las tecnologías emergentes, observa la transformación de los procesos como el objetivo principal para las empresas. Sin embargo, lo plantea desde una perspectiva un tanto diferente a lo visto anteriormente.

"Antes lo que hacíamos era automatizar tareas. Ahora, estamos viendo cambios en los procesos. Hay un nuevo término que se está utilizando, automatización, que es la suma de todas las tecnologías que antes utilizábamos por separado. Entre ellas están la analítica, la analítica avanzada, la inteligencia artificial y el machine learning, que ahora utilizamos conjuntamente para dar solución a esta automatización de procesos", señala Eva García.

En este sentido, podemos considerar que aquellas empresas que han alcanzado la transformación digital y la democratización de la inteligencia artificial con éxito es porque mantienen un enfoque integral de su estrategia digital. Encontramos que se esfuerzan por utilizar la analítica con eficiencia y son maduras desde la perspectiva tecnológica y operativa, así como han roto los silos tanto organizativos como de datos.

Aún queda camino por recorrer

A pesar de esa aparente “madurez tecnológica”, Eva García sugiere que habrá desafíos en el futuro, ya que las organizaciones tratan de ampliar los beneficios digitales de la pandemia.

"Creo que estamos en un momento crucial. En España, la mayoría de nuestros clientes se han involucrado en la analítica avanzada y la automatización de procesos, pero gran parte de este trabajo está todavía en fase de pruebas. El gran reto es cómo escalamos esto. Es decir, ¿cómo ponemos realmente la inteligencia artificial o la toma de decisiones automática en el día a día de nuestra empresa, para todos los integrantes de la misma? Algunas empresas están empezando a hacerlo, pero a otras aún les queda un largo camino por recorrer", afirma García.

De modo que, la democratización de la IA y la analítica avanzada sigue siendo un “proyecto en desarrollo”. Algunas empresas más adelantadas en su trayectoria ya hacen uso de la IA y la analítica para apoyar la toma de decisiones operativas y los procesos empresariales. Sin embargo, otras continúan utilizando estas tecnologías de una forma más limitada y no tan estratégica, centrándose en la infraestructura o en el producto, en lugar del resultado final.  Algunas de estas diferencias son el resultado de la variación de los recursos o de las oportunidades dentro de determinadas organizaciones, así como también algunas empresas tienen procesos más complejos que transformar. Ahora bien, Eva destaca que para alcanzar el éxito de la transformación digital la tecnología debe ser vista como una herramienta para alcanzar sus objetivos y no como un fin en sí mismo.

"El éxito de la transformación digital necesita un cambio de cultura. El problema no es realmente la tecnología. La tecnología es sólo la palanca que ayuda a la transformación. En otras palabras, la transformación digital tiene que ser algo disruptivo que cambie el modelo de negocio. Creo que esta es la clave. Hay que tener claro el objetivo del cambio y centrarse en él, utilizando la tecnología para alcanzarlo", sostiene García.

En su opinión, será difícil democratizar la analítica avanzada y la inteligencia artificial, debido al reto que supone ayudar a todo el mundo a alcanzar un nivel de comodidad con las nuevas tecnologías y formas de trabajo. En este sentido, García sugiere que se necesitan cambios más fundamentales a nivel social con enfoques que busquen una mejor alineación entre las TI, el negocio y el desarrollo de ecosistemas persona-máquina.

"Quizás lo que deberíamos hablar también es del sistema educativo. Creo que los cursos y la enseñanza actuales no están preparando a la gente adecuadamente. Me gustaría que se prestara más atención a la ingeniería ética, la filosofía y las humanidades, en lugar de a las materias lógicas", añade Eva.

Un nuevo acercamiento a la transformación digital

En otras palabras, Eva García propone que la transformación cultural debe producirse antes de la transformación digital y, además, considera que este cambio cultural mejoraría la escalabilidad.

"Lo que la mayoría de las empresas están haciendo es una serie de pilotos para ganar escalabilidad. Lo que se necesita son los procesos y los resultados, integrados en la estructura de la organización. Ante todo, hay que pensar en la estrategia y en la cultura, y en cómo cambiarlas para poder aportar más valor o un valor diferencial al propio negocio y a los clientes, todo ello ayudado por la tecnología", explica García.

Esto significa, por lo tanto, que hay que dejar de hablar de "transformación digital", y empezar a hablar del proceso de transformación de las empresas mediante el uso de la tecnología digital. Existen muchas oportunidades para que los clientes se beneficien de iniciativas de transformación impulsadas por la IA basada en la calidad y la gobernanza de los datos, la velocidad, una estrategia holística de IA, la optimización de las soluciones y la confianza en la tecnología para la toma de decisiones, sin embargo, estas ventajas no llegarán si no existe una evolución interna primero.

"Realmente no tiene sentido hablar de estrategias de inteligencia artificial. Lo que tiene sentido es hablar del negocio, y de cómo podemos combinar las tecnologías que están a nuestra disposición para ayudarnos a llegar a donde tenemos que estar", indica García.

A pesar de las preocupaciones y del trabajo que queda por hacer, Eva cree que el cambio cultural es posible si se forma correctamente a las personas y se tiene en cuenta lo que necesitan para capacitarse.

"Creo que, con una formación adecuada, la gente se mostraría menos reacia al cambio. Esto sucederá aún más cuando las nuevas generaciones se incorporen en las empresas. La verdad es que la gente tiene muchas ganas de aprender y tiene ganas de investigar, de ver lo que viene después. En general, veo que la gente está encantada de poder seguir aprendiendo y haciendo cosas nuevas, siempre que se lo pongas fácil, y siempre que les des el tiempo necesario para aprender esas cosas nuevas. El tiempo es la clave, porque si tienes que pasar todo el día haciendo tu trabajo, es muy difícil que también tengas tiempo para aprender y cambiar", concluye Eva García.

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