Vivimos una crisis sin precedentes en nuestra historia. A causa del COVID-19, numerosos países han impuesto diferentes medidas de cuarentena y restricciones a la vida social y económica. La salud es la prioridad , pero se han puesto en marcha múltiples ayudas con objeto de paliar la inmediata crisis económica. Como es habitual, el mundo de los delitos financieros se ha adaptado casi inmediatamente a la nueva realidad, y ha permitido la aparición de nuevas formas de delitos de fraude y blanqueo de capitales.
La mayor distancia social y el aumento de usuarios de servicios financieros digitales incrementará las tramas de ingeniería social y robo de identidad en la admisión y los pagos online. Los cambios de comportamiento en la operativa de clientes obligarán a cambiar los controles de prevención de blanqueo de capitales. Esto hará aún más difícil que los responsables discriminen la actividad legítima de las transacciones ilícitas.
El fraude y el blanqueo de capitales están altamente conectados. Un ejemplo son las cuentas “mulas”, creadas para blanquear capitales provenientes de actividades ilegales. En el nuevo mundo al que nos dirigimos, esta interconexión se va a acelerar. Las palancas de actuación para afrontarla deberían evolucionar al mismo ritmo.
Convergencia de la prevención de delitos financieros
Los servicios financieros son líderes en inversiones en tecnologías para combatir los delitos financieros. Por otro lado, el entorno digital cambia las reglas del juego:
- Los sistemas de pago están evolucionando para adoptar nuevos métodos y regulaciones.
- Es necesario satisfacer nuevas demandas de conveniencia y flexibilidad de los clientes.
Los organismos reguladores son conscientes de la situación. El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) incluye la identidad digital y los activos virtuales entre sus prioridades estratégicas. Además, reconoce el potencial que ofrece la innovación para mejorar los esfuerzos en la lucha contra el blanqueo de dinero y el financiamiento del terrorismo .
Existen varios momentos en los que bancos e instituciones financieras deben extremar la seguridad:
- En la adquisición de un nuevo usuario o producto:
- Cumplimiento con los requisitos de verificación de clientes, detectando personas políticamente expuestas, terrorismo u otros perfiles de riesgo
- Prevención que no se produzca fraude en la admisión.
- En la operativa del cliente:
- las regulaciones definen la monitorización de la operativa requerida
- las áreas de fraude deben prevenir el fraude transaccional.
Para hacer frente a los delitos financieros, las entidades financieras requieren una forma más integral de aplicar medidas en estos procesos comerciales. Los profesionales deben asegurarse de que están adoptando las tecnologías más efectivas para hacer frente al panorama existente de amenazas.
Retos para la Convergencia
En la relación con los clientes se están difuminando los límites de diferentes aspectos de fraude, blanqueo y seguridad. Por ejemplo, se incrementan las tramas delictivas que usan técnicas de cibercrimen para robar datos de identidad. Estos datos luego se usan para robar dinero cometiendo fraude. Finalmente este dinero sirve para financiar otras actividades delictivas y blanquear los ingresos ilícitos.
Esta realidad hace cada vez más necesaria la convergencia de los programas de fraude, AML y de seguridad. Los enormes esfuerzos invertidos individualmente en cada uno de estos programas pueden beneficiar al resto. El análisis de delitos financieros claramente puede ayudar a comprender estos ciclos de manera integral, por tanto, este análisis debe ayudar a combatir el fraude, blanqueo y riesgos de ciberseguridad de manera integral, así como individualmente.
Superar los desafíos
Las organizaciones tienen obstáculos importantes para esta convergencia. Muchas entidades financieras separan por completo la disciplina del fraude y la práctica AML. Esta separación incluye personas, procesos, sistemas, departamentos y datos. Conectar los silos de datos desconectados no es sencilloy tampoco lo es en la gestión de la detección, prevención e investigación. Sin embargo, descubrir el posible blanqueo de capitales y prevenir transacciones fraudulentas requiere en gran parte de datos similares. Aunque existan diferencias en los procesos de prevención, éstas cada vez son menores.
Algunas entidades financieras están iniciando el camino a dicha convergencia. El grado y la velocidad de adopción de estos enfoques son diversos. Se requieren estrategias esponsorizadas al más alto nivel ejecutivo para ejecutar la transformación organizacional que implica esta convergencia. Si cada vez más empresas adoptan estos enfoques y luego comparten los resultados, sería razonable esperar que se convirtiese en una práctica habitual.
Las soluciones tecnológicas pueden ser potentes aliadas para facilitar este camino gradualmente. Serían necesarias soluciones que permitan conectar fuentes de datos y sistemas de alertas diversos de forma muy flexible. Estas soluciones deberían permitir conectar las entidades contenidas en estos sistemas como los clientes, cuentas, alertas, casos, dispositivos, etc. Además, deberían ser poco intrusivas con los sistemas actuales. Pueden consultar algunas propuestas SAS aquí.
Si desea obtener información adicional al respecto, puede seguir este enlace a un informe de evaluación comparativa sobre la tecnología antifraude de ACFE y patrocinado por SAS. Este informe ayuda a las organizaciones a comprender qué técnicas antifraude utilizan sus homólogos como guía a una posible adopción futura. Algunos resultados de la encuesta se pueden explorar en una demostración interactiva.