Escuchamos con frecuencia que las mujeres se están empoderando. Las vemos asumiendo roles de liderazgo en prácticamente todas las disciplinas: política, economía, investigación, astronomía, literatura y tecnología, por mencionar sólo algunas. Se podría afirmar que hoy sus capacidades laborales e intelectuales compiten a la par de las de sus contrapartes masculinas.
No obstante, aún existe una brecha importante que debe cerrarse en lo que se refiere a las posiciones que ocupan y los ingresos que obtienen. De acuerdo con la División de Género y Diversidad el Banco Interamericano de Desarrollo, el 36% de la fuerza laboral de las 20 ocupaciones mejor remuneradas corresponde a mujeres, en tanto que en las 10 profesiones que reciben el menor salario, el porcentaje se eleva a 64%.
Revertir estas condiciones de la noche a la mañana no es sencillo; es necesario que se empareje aún más el piso para que ambos géneros se desarrollen, y enfatizar la importancia de que las mujeres tengan acceso a mayores niveles de educación y oportunidades. De igual forma, que ellas mismas se atrevan a más e incursionen en áreas que por mucho tiempo se ha creído son de dominio exclusivo del sexo opuesto.
Una de esas áreas es la de STEM, que conjunta dominios como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, la cual ha cobrado aún mayor relevancia con el arribo de la Era Digital. Escudriñar y obtener insights de las enormes cantidades de datos que se generan día con día, e innovar constantemente, requieren de grandes niveles de conocimiento y una fuerza laboral altamente capacitada.
Por fortuna, hemos observado en los últimos años un creciente interés de niñas y adolescentes por estudiar algunas de las ramas de STEM. Y más aún, especializarse en analítica de datos, como resultado de un cambio radical de paradigmas y de iniciativas públicas y privadas como Movimiento STEM, Beca SAS y Mujeres en la Analítica.
Sabemos que en el camino las mujeres nos hemos enfrentado históricamente a obstáculos importantes como la discriminación, las normas sociales, y las expectativas de su género, así como a la falta de oportunidades, brechas salariales y hasta ambientes laborales hostiles; pero también, que estamos demostrando nuestra fortaleza y talento, reconocemos y tomamos como modelo a seguir a todas aquellas mujeres que se han abierto paso y se han forjado un lugar en el mundo de la tecnología.
Y algo que también es importante resaltar es que queremos llegar ahí no para cumplir con una cuota de género, sino por méritos propios y porque los hombres como las mujeres poseemos igualmente las capacidades, el talento y la visión para resolver problemas y desarrollar soluciones de negocio efectivas.
La diversidad y la inclusión son parte del ADN de SAS y de su cultura corporativa alrededor del planeta. Click To TweetEstamos convencidos de que un mundo más equitativo, en el que haya más oportunidades para todos, es el escenario perfecto para el crecimiento y mejoramiento de la sociedad y la economía en su conjunto.
Alentamos constantemente a las mujeres para que logren sobresalir en su trabajo y, al mismo tiempo, cultiven sus vidas personales, a través de programas como Women’s Initiative Network (WIN). En él, las participantes fungen como embajadoras de la compañía y sus carreras en STEM, compartiendo su tiempo y experiencia para desarrollar capacidades de liderazgo entre sus colegas, ampliar las redes profesionales y atraer a más mujeres a la ciencia y la tecnología.
De igual forma, hemos recibido año tras año el reconocimiento Best Workplace for Women que otorga la revista Fortune. Hoy, 40% de los puestos de alto nivel en SAS son ocupados por mujeres.
Las mujeres seguimos empoderándonos, nos estamos atreviendo a rebasar los límites, y lo mejor de todo, estamos demostrando con acciones reales que la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas también forman parte de nuestro ADN.