En mi colaboración anterior, hablamos del CMO como principal consumidor de tecnología dentro de la organización y como un segundo punto clave para las decisiones estratégicas del área de marketing, centralizar las acciones en el cliente. Esto es, en el enfoque actual de las compañías que tienen como parte de su ADN la atención a clientes, se enaltece la búsqueda de alternativas y herramientas que les ayude a mejorar las experiencias y la relación que ellos tienen con la marca, producto o servicio.
Sin embargo, no se trata únicamente de mejorar las experiencias de los consumidores, sino que éstas se traduzcan en rentabilidad para la empresa: ya sea con nuevos clientes, o aumentando la fidelidad y compra de los que ya tenemos. Para poder lograrlo, es fundamental entender a las personas más allá de los números y datos, además de entender los canales de consumo que utilizan y prefieren, así como tener la capacidad de ejecutar acciones efectivas que perciban como valiosas.
Detrás de todos estos esfuerzos, hay una gran cantidad de datos que la compañía necesita agrupar, organizar y analizar; con el fin de que se conviertan en hallazgos interesantes. Cuando estos hallazgos forman parte del área de marketing, se comienzan a moldear posibles caminos que pueden dirigir hacia decisiones estratégicas e incluso, cruces de información con miras a nuevos negocios.
El siguiente reto, se encuentra en la fragmentación de los datos y en ubicar a los segmentos de público a los que podremos movilizar a partir de los hallazgos de valor. Para que las experiencias de los usuarios sean correctamente dirigidas y segmentadas, es necesario que, desde el manejo de la información, ésta se encuentre correctamente clasificada y entendida, con el fin de que sea relevante en distintos momentos y para distintos propósitos.
El trabajo de las áreas de marketing de las compañías, es lograr traducir esa información en valor que sea entregado a los clientes por medio de los canales que prefieran o utilicen habitualmente, en los momentos precisos y en un lenguaje común y sencillo.
Una gran parte de la metodología para lograr estos resultados que tengan valor para los clientes y la compañía, recae en la analítica. Un buen manejo de la información, objetivos claros fijados oportunamente tanto de la organización como de su área de marketing, y una segmentación estratégica, pueden ser los elementos clave que conviertan datos en rentabilidad y buenas experiencias, la ecuación perfecta.
En SAS, nos apasiona proporcionar a las organizaciones herramientas que aporten valor en todos los niveles y para todos sus públicos. Nuestro compromiso con distintas industrias y audiencias, nos permite formar parte del proceso de transformación de su información en decisiones asertivas y oportunas.