Las organizaciones saben que modernizarse es una tarea continua y una condición para seguir compitiendo y creciendo en sus respectivos mercados. Cómo abordar el proceso de modernización, sin embargo, requiere una planeación minuciosa, y no está exento de desafíos. Más aún cuando involucra la adopción de tecnologías y procesos de última generación.
Si bien la resistencia al cambio es el primer obstáculo que debe sortearse, también es fundamental saber qué se espera lograr con dicha modernización. Existe el consenso alrededor de la necesidad de tener claros los objetivos y que todos los involucrados los entiendan perfectamente.
Un proyecto de modernización representa hacer grandes cambios al interior de las empresas, especialmente cuando se implementa nuevo software que añadirá funcionalidades, se migra a la nube, o se consolida una infraestructura para reducir costos, por ejemplo.
Y ante el avance de innovaciones como la inteligencia artificial (IA), el machine learning (ML) y el Big Data, se requieren mecanismos de procesamiento de datos más recientes y potentes, pero que a la vez sean fáciles de usar por parte de profesionales que no necesariamente tienen una formación analítica.
Al no requerir de conocimientos profundos de análisis de datos, estadística y programación, las personas de diversas áreas de negocio son capaces de desarrollar modelos analíticos, utilizar algoritmos e integrar funcionalidades de IA, ML y automatización.
Mejor adaptación
El proceso de modernización también se ha beneficiado y acelerado de la migración a la nube de herramientas analíticas que potencia lo anterior mediante interfaces bastante amigables con los usuarios quienes se benefician de modelos low code y no code.
De este modo, las organizaciones son capaces de responder más rápidamente a los retos y cambios en el mercado al tener acceso a la infraestructura, el poder de cómputo, los microservicios y las soluciones que requieren, con solamente un clic.
Por otro lado, las soluciones analíticas instaladas de forma local (on-premise) también han ganado dinamismo mediante nuevas funcionalidades que no solamente facilitan su manejo, sino que también optimizan la detección y resolución de errores, así como la instalación de parches, gracias a la arquitectura enfocada en microservicios, sin afectar el desempeño de la plataforma.
Planear, cuestionar, participar
Los proyectos de modernización que llegan a buen puerto se basan en una buena preparación y planeación. El hecho de implementar nuevo software o funcionalidades para potenciar el desempeño y crecimiento de una empresa requiere tener un mapa de ruta que integre elementos como las pruebas de concepto, la arquitectura, entender y evaluar los datos, software, código y procesos de los sistemas legados, y considerar la ruta hacia el nuevo entorno, y las pruebas de éste con nuevo contenido.
También resulta bastante útil hacerse preguntas fundamentales y, evidentemente, responderlas para asegurarse de que se está avanzando hacia la dirección correcta. Por ejemplo, los responsables de los proyectos de modernización -de TI y de las unidades de negocio- necesitan cuestionarse sobre si entienden bien los entornos legados para dimensionar así el impacto de una iniciativa de estas dimensiones.
De igual modo, si es necesario modernizar todo o no tocar algunas aplicaciones o sistemas, determinar quiénes deben participar activamente, cuáles serán los criterios de éxito y cómo se medirán, cómo se probará el nuevo entorno, cuándo entrará en producción y el impacto real de la modernización en el modelo operativo del negocio, por ejemplo.
Asimismo, debe prestarse atención al tipo de analítica que se está implementando localmente y en la nube, pues proveedores de equipo de hardware y bases de datos suelen integrar soluciones de análisis genéricas y abiertas que pueden ser limitadas en sus funcionalidades, lo que podría desviar el propósito de modernizarse.
Desempeño y operación optimizados
El impacto de la modernización en las empresas es significativo, particularmente en el desempeño de su negocio y la operación de sus sistemas. De ahí que sea importante pensar en cómo los cambios resultantes de la modernización influirán en la gente y en los procesos de negocio.
Es una tarea en la que participan los líderes empresariales, teniendo al negocio como eje central. A diferencia del pasado, los encargados de TI, ya sea el CIO o el CTO, se han convertido hoy en los facilitadores, y trabajan de manera coordinada con el resto de la C-Suite para alcanzar las metas de cada área y de la organización en su conjunto.
El contexto de negocios actual demanda dejar atrás los sistemas tradicionales y legados, y recompensa la innovación y el cambio. Los beneficios que un proyecto de modernización aporta superan por mucho a los potenciales retos, y se reflejan en el crecimiento y fortalecimiento del negocio en el largo plazo.