Hace 2.500 años Heráclito expresó una verdad que aún nos persigue: “Nada es permanente a excepción del cambio”. Y esto incluye a la banca.
Con sus orígenes diluidos en la historia, desde la Mesopotamia hasta los egipcios, fueron los templos los que empezaron con esto, siendo usualmente utilizados para almacenar bienes, desde granos hasta joyas, al estar protegidos por los dioses. Sin embargo, no sería hasta el Medioevo que aparecerían los bancos tal y como los conocemos.
De hecho, uno de los más antiguos de la historia aún en funcionamiento fue fundado en 1472, es el Banca Monte dei Paschi di Siena. Pero esta evolución de la banca, que tomó siglos en sus orígenes, se aceleró en el siglo XX para cambiar en cuestión de décadas.
Desde tarjetas de crédito hasta pagos electrónicos, el comercio catapultó el desarrollo de canales digitales en la banca que actualmente, en la segunda década del segundo milenio, entró en otra era de cambio impulsada por el blockchain, las Fintech y los neobancos.
Ha sido una evolución que nació de la mezcla de tendencias y tecnologías. Para muestra, el concepto de banca digital, que surgió en los noventa, implicó la suma de dos grandes componentes: el Online Banking y el Mobile Banking.
Pero la banca online, más allá de simplemente subir el banco a Internet, implicó el desarrollo y acceso a más datos de los que nunca habían tenido en la historia. Una situación que se hizo especialmente patente en la Web 2.0 cuando la mayoría del contenido empezó a ser generado por los usuarios desde sus redes sociales.
Y qué decir de la banca móvil, que subió aún más información incluyendo datos como geolocalización, hábitos de consumo organizados por regiones, perfiles demográficos en tiempo real, etc. Y esto sin hablar del análisis de sentimientos en las redes.
Esta avalancha de información, de tecnologías y de datos, llevó a la necesidad de desarrollar una Inteligencia Analítica para traducir todos estos datos de caos a insights.
Para Gartner, la analítica e inteligencia de negocios se ha convertido en una sombrilla que abarca aplicaciones, infraestructura y herramientas, así como las mejores prácticas que permiten acceder a la información y analizarla para mejorar y optimizar las decisiones y el rendimiento.
Y si alguna vez esta inteligencia sirvió como una herramienta de valor agregado, ahora es mucho más que eso, es una necesidad para estar competitivo en un mercado donde aparecen cada día nuevos jugadores, más ágiles y pequeños, que prometen arrebatar algunas porciones del mercado.
Si quiere conocer aún más de la evolución de la banca, su relación con la analítica y la inteligencia artificial y las claves que hoy en día están configurando el futuro de la industria financiera en general descargue el ebook “10 tendencias que impactan a la industria financiera en tiempos de Chat GPT”.