En la actualidad, la industria de las telecomunicaciones enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia y al mismo tiempo una de las mejores oportunidades. Se trata de la transición a la quinta generación de las comunicaciones móviles, la tecnología 5G, la cual ya está presente en al menos 40 países, según datos de GSMA Global.
No es tan solo “una nueva generación de comunicaciones”, como las anteriores: 2G, 3G, 4G e intermedias. Por tecnología, potencial y alcance que ofrece esta nueva tecnología, decimos que es uno de los mayores desafíos, pero al mismo tiempo una de las mayores oportunidades, dado el amplio espectro de nuevas aplicaciones, nuevas soluciones, nuevos usuarios y negocios, que dicha tecnología ofrece a los operadores.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones UIT, el aumento de la capacidad y de las velocidades de datos prometidas por las redes 5G requiere más espectro y tecnologías capaces de utilizar este recurso de una forma mucho más eficiente, excediendo así los actuales requisitos de los sistemas 3G y 4G.
“Parte de este espectro adicional procederá de bandas de frecuencias por encima de 24 GHz, lo que plantea retos considerables. El primero se refiere a las características de propagación intrínsecas de las ondas milimétricas. Estas ondas radioeléctricas se propagan a distancias mucho más cortas que las de las bandas de frecuencias medias (entre 1-6 GHz) y bajas (por debajo de 1 GHz)”, explica la entidad.
Al tener bandas de frecuencias más altas que las redes celulares actuales, los rangos de cobertura son significativamente más cortos que los de las generaciones móviles anteriores.
Matthieu Joosten, uno de los expertos mundiales de SAS para el sector de telecomunicaciones, establece que “para permitir una cobertura 5G generalizada, los proveedores no solo necesitarán actualizar sus estaciones base existentes, sino también construir muchas más en nuevas ubicaciones. El proceso de construcción es extremadamente costoso, por lo que las empresas deberán planificar más cuidadosamente el despliegue de sus redes para garantizar el retorno de la inversión. Colocar una estación base 5G en un área donde pocos clientes tienen teléfonos con capacidad 5G, por ejemplo, será una mala elección”. Es allí, en esa planificación que la analítica avanzada, se convierte en una de las principales aliadas de los operadores en su transición a la nueva tecnología.
Pero no solo es eso. Las redes 5G requerirán una automatización significativamente mayor que las redes anteriores para ofrecer el nivel esperado de experiencia del cliente y resolver problemas en tiempo real.
Para responder de manera efectiva, las empresas de telecomunicaciones deben aprovechar los datos para tomar decisiones más inteligentes sobre cómo operar y expandir sus redes. Lo han hecho ahora: redirigiendo casi todo el tráfico de sus redes de los grandes centros de negocios o empresariales de las ciudades a las zonas residenciales que es desde donde han estado trabajando la mayoría de las personas en estos tiempos de pandemia y cuarentena. A raíz de esta experiencia se prevé que los operadores tendrán que industrializar el proceso de recalibración de sus modelos de previsión de la demanda para proporcionar resultados más detallados y precisos, teniendo en cuenta las nuevas realidades del mundo a partir de lo vivido en los últimos meses.
“En SAS, hemos visto a los clientes adoptar un enfoque que llamamos decisiones inteligentes. Esto significa incorporar tecnologías de soporte de decisiones y análisis automatizados en sus procesos de planificación y gestión de red para proporcionar una visión detallada. Por ejemplo, cuando uno de nuestros clientes estaba actualizando su red en España de 3G a 4G, descubrió que su estrategia de previsión existente, basada en la agregación de datos de una docena de provincias, ya no era lo suficientemente precisa para orientar su toma de decisiones. Mediante el uso de decisiones inteligentes, nuestro cliente pudo aumentar la cantidad de pronósticos mensuales de 20 a 200,000, lo que proporcionó información extremadamente detallada sobre dónde y cuándo debería implementar la nueva tecnología 4G”, destaca Joosten.
Y si todo esto no fuera suficiente, hay que recordar que 5G será la tecnología que dará vida en definitiva al Internet de las Cosas (permitiendo que todos los aparatos se conecten y transmitan información de doble vía en tiempo real). Poder automatizar las redes, extraer y aprovechar datos en tiempo real a través de analítica en la nube o en los entornos denominados edge, lograr reaccionar a cada eventualidad tan pronto pasa y potenciar el uso tanto a vehículos que se manejan solos como a avances en materia de telemedicina, teleeducación y teletrabajo es el futuro que nos espera.