En un mundo que a diario se transforma con los datos y los avances tecnológicos, cada vez son más las organizaciones que están adoptando la Analítica y la Inteligencia Artificial para fortalecer sus procesos y entregar mejores resultados a sus clientes. Este escenario no es ajeno al sector gobierno, que actualmente busca aprovechar la información para ir más allá de lo tradicional, tomar decisiones más inteligentes, optimizar recursos, incrementar la productividad, mejorar el servicio de salud y la seguridad pública, mantener un entorno económico vibrante y proveer servicios que brinden una alta calidad de vida a la ciudadanía.
Para administrar la explosión de información a la que se enfrenta la sociedad actual, los Estados han entendido la importancia de adoptar este tipo de innovaciones para convertirlas en competencias de desarrollo. La Analítica, se encarga de proporcionar un mecanismo necesario para clasificar la información y convertirla en datos consumibles y predictivos, hoy es pilar fundamental de la transformación de sectores como el financiero, retail, telecomunicaciones, servicios y Gobierno, ayudando a varios países en el planteamiento y desarrollo de políticas de alto impacto para sus ciudadanos. De allí que el reto de los gobiernos se centre en aprovechar el potencial de las cantidades masivas de datos recopilados, almacenados y gestionados, para entregarle a la comunidad un servicio íntegro mediante el uso de soluciones de analítica.
Por su parte, la Inteligencia Artificial, un concepto acuñado por John McCarthy en 1956 al que definió como "la ciencia y la ingeniería de crear máquinas inteligentes, especialmente programas de computación inteligentes", ha presentado un crecimiento considerable en los últimos años con el surgimiento de nuevos procesadores, herramientas y aplicaciones que permiten controlar la productividad de los procesos y los equipos de trabajo, así como sus comportamientos.
Conscientes del alto valor de la Analítica y de la Inteligencia Artificial, los gobiernos de países como Argentina, España y México las han comenzado a implementar para automatizar las respuestas de los ciudadanos que solicitan algún servicio, mejorar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, recolectar información sobre la calidad del aire para predecir los niveles de contaminación o acceder a datos actualizados de tráfico para mejorar el funcionamiento de sus sistemas de transporte.
En definitiva, los datos y la tecnología ayudan a mejorar las políticas públicas y el desarrollo social de un país, el manejo y la distribución de recursos, la prestación de servicios, el fraude y los pagos indebidos, la seguridad nacional, la justicia criminal y la atención a la salud; además contribuyen a la creación y el fortalecimiento de ciudades inteligentes. Y aquí, precisamente, es donde radica la importancia de que cada Gobierno cuente con objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y oportunos que permitan llegar a las metas que la sociedad espera.