No es un golpe de suerte o una tendencia anómala la emitida por IDC que sustenta que entre 2015 y 2019 la inversión en tecnologías de análisis de datos crecerá un 50%, alcanzando en ese último año los US$187.000 millones. Tampoco lo es que para este año se estime que el gasto en big data y el negocio de analítica será de US$150.800 millones (12,4% más que el año anterior).
La razón de estas inversiones es que cada día las empresas son más conscientes de que solo una estrategia de transformación digital estructurada las llevará al siguiente nivel, a ser competitivas frente a su competencia y consolidarse como la elección de un consumidor informado y crítico. Y en esa estrategia la analítica es clave.
¿Por qué? Porque con el auge del Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) la producción de datos es exponencial pues se estima que ya son unos 8.400 millones de dispositivos conectados alrededor del mundo con un alcance de generación de 2,5 quintillones de bytes de información cada día.Y la cifra seguirá creciendo pues para 2020 serán 20.400 los equipos conectados.
A esto se suma la capacidad de monitoreo que hoy se tiene no solo de los puntos que conforman la cadena de valor de una empresa sino también de sus diferentes canales de contacto y de las experiencias de cliente, habilitando la posibilidad de trabajar modelos mucho más predictivos y no reactivos como los actuales.
Un buen análisis de los datos no solo es el camino para una acertada actualización de un portafolio sino el camino al liderazgo de una industria y a la disminución exponencial de la prueba y el error.
Por esa misma línea está el estudio FutureScape de IDC que indica que para cierre de 2017 más de 40% de las 3.000 empresas más importantes de América Latina tendrán equipos dedicados, de manera exclusiva, a los frentes de innovación y transformación digital, demostrando que las empresas saben que todo las conduce a esa estrategia.
Y para los que aún no están convencidos, las predicciones desde el punto de vista laboral son aún más escalofriantes: entre 2015 y 2020 se pueden perder 7,1 millones de puestos de trabajo de la economía tradicional y se crearán 2 millones de empleos en la economía digital. Y el 50% de las actividades laborales en el mundo podrían ser automatizadas con las tecnologías que hay hoy.
Muchos son los retos que tenemos por delante y en todos el aprovechamiento de los datos es definitivo. La analítica es la que nos convierte esos datos dándonos el poder del conocimiento para tomar mejores decisiones.