Tradicionalmente, cuando hablábamos de tecnología y comparábamos sus posibilidades con las de los seres humanos nos encontrábamos con una barrera: su capacidad de creación. Pero este aspecto ya ha empezado a cambiar. La Inteligencia Artificial, a través de modelos computacionales de redes neuronales, permite ya generar textos, imágenes o temas musicales a partir de la detección de patrones de grandes bases de datos. Esto nos lleva a realizarnos la siguiente pregunta: ¿podremos hablar de conceptos como autoría u originalidad como lo hacíamos hasta ahora? Entraríamos aquí en el debate de si en el ámbito artístico hay que valorar solo el resultado o también el proceso de producción.
Carlos Santana (conocido como DotCSV), youtuber e ingeniero informático especializado en Machine Leaning, ha participado en el webinar de SAS ¿Real o Fake? El extraño futuro de las IAs que saben crear para ofrecernos su visión sobre las posibilidades de la generación de contenido artificial y los retos y oportunidades que conllevan.
La revolución generativa
¿En qué consiste una red neuronal? Se trata de una especie de caja negra donde se meten unos datos de entrada y se aplican unos patrones para que la red aprenda a realizar una tarea. Sin embargo, en los últimos cinco años hemos visto cómo estas redes neuronales también permiten generar.
La revolución generativa comenzó en 2014 de la mano de las redes generativas adversarias (GANs por sus siglas en inglés), un sistema donde dos redes neuronales compiten en una única tarea, una se encarga de generar el contenido más realista posible y la otra actúa como detector para comprobar si dicho contenido es real o no. Para entrenar esta arquitectura de redes neuronales necesitamos tener un conjunto de datos reales, que sirven para que ambas redes vayan mejorando en su tarea, en el caso de la generadora la creación de contenidos cada vez más reales y en la detectora su capacidad para discernir entre realidad y artificio.
Este fue el punto de partida de la generación de contenidos por Inteligencia Artificial y hoy en día tiene aplicaciones muy diversas. ¿Qué tipo de usos podemos hacer de ella? Un ejemplo en el ámbito artístico podría ser la transferencia de estilo: aplicar a una imagen el estilo de un artista o incluso, al contrario, partiendo de una obra artística intentar descubrir cuál fue la imagen real que la inspiró. Este tipo de usos son de gran utilidad para herramientas de diseño gráfico o la creación de filtros en aplicaciones.
La generación de contenido artificial puede ir mucho más allá. Ya estamos viendo cómo las redes neuronales permiten crear rostros humanos imposibles de diferenciar o reducir el consumo de banda ancha de internet, haciendo que sean las tarjetas gráficas las que aporten resolución a las imágenes de baja calidad que nos llegan a través de la red.
Esta revolución se ha movido a otros campos, como el procesamiento del lenguaje natural (NLP) en el que, gracias al algoritmo GTP3, ya podemos leer textos generados de forma artificial con tal grado de realismo que permiten incluso mantener conversaciones con personas que ya no están vivas, algo que podría tener un impacto en el futuro de la educación.
“Todas estas tecnologías están ya disponibles, por lo que la gente debe conocerlas y las empresas, desde una posición ética, deben participar para encontrar funcionalidades que nos hagan la vida mejor. La IA nos permite generar textos, arte, etc. y esto debería servirnos, por un lado, como una lección de humildad y, por el otro, para animarnos a descubrir todo su potencial”, señala Carlos Santana (dotCSV).
Ética y formación
¿Dónde están los límites en la generación de contenidos por Inteligencia Artificial? Teniendo en cuenta la capacidad de crear, ya no solo caras que no existen, sino otras que sí son reales, llegamos al concepto del deep fake, la posibilidad real de generar el rostro de una persona y que sea otra la que controle lo que dice. Las consecuencias que esto puede tener para la sociedad en su conjunto son de tal envergadura que todas las personas deberían conocer cómo funciona esta tecnología para poder enfrentarnos así a un futuro en el que no sabremos diferenciar lo que es verdad de lo que es mentira.
Las redes neuronales son una tecnología que tiene su lado positivo, por la gran cantidad de posibilidades que abren, pero también un aspecto negativo, ya que permiten, por ejemplo, influir en la opinión pública a través de la distorsión de la realidad. No podemos obviar que todas estas tecnologías están ya disponibles, por lo que la gente debe conocerlas y las empresas, desde una posición ética, deben participar para encontrar las funcionalidades que nos hagan una vida mejor. La IA nos permite generar textos, arte, etc. y esto debería servirnos, por un lado, como una lección de humildad y, por el otro, para animarnos a descubrir todo su potencial.
En SAS somos plenamente conscientes de todas las posibilidades que nos brinda la tecnología y por eso estamos comprometidos de forma activa con fomentar la ética en el uso de la Inteligencia Artificial.
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