El lavado de dinero siempre se ha considerado un mal mayúsculo, pero las cifras actuales son abrumadoras. Al revisar los datos de la Financial Action Task Force (FATF), se revelan pérdidas actuales situadas entre el 2% y el 5% del PIB mundial por este flagelo.
El panorama en Colombia, sin embargo, es otro. Según el más reciente índice AML de Basilea, Colombia es la tercera economía más importante de la región y el quinto país de América Latina y el Caribe con menor riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo. El dato se dio a conocer en el marco del Congreso Panamericano de Riesgo de Lavado de Activos, Financiación del Terrorismo y la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva (LA/FT/FPADM).
Este índice evalúa la vulnerabilidad de 128 jurisdicciones en estas áreas, Colombia obtuvo una puntuación de 4.75, mientras que el promedio de los 22 países de la región fue de 5.34. La escala va del 1 (menor exposición a los riesgos) al 10 (exposición máxima). Además de evaluar el riesgo que tiene los países en el lavado de activos, también se considera el riesgo de soborno, corrupción, transparencia financiera, etc.
Pero, ¿cómo es posible que Colombia con sus antecedentes y siendo este uno de los flagelos más comunes y arraigados en su tradición económica y financiera haya podido revertir la historia y convertirse en uno de los países con mayor avance en la región en esta materia?
Varios medios de comunicación dieron cuenta de las declaraciones de Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, quien resaltó que “los avances logrados por Colombia en el fortalecimiento de su marco normativo, la evolución de la supervisión y la promoción de la cooperación internacional están dando frutos”.
Y claro, también está la sofisticación de soluciones analíticas y de inteligencia artificial que se vienen implementando por parte de las entidades financieras y otro tipo de organizaciones para cumplir con los requerimientos normativos y para la prevención efectiva de este tipo de flagelos.
Como consecuencia de la acelerada digitalización y las nuevas exigencias de los mercados, se ha hecho necesaria una rapidez nunca antes vista en los sistemas financieros y empresarial en general para identificar amenazas, fraudes y las identidades de los clientes. Este último factor como uno de los elementos claves en los que se ha centrado la lucha contra el lavado de activos que se ha desarrollado en Colombia, y específicamente a través de la incorporación de soluciones basadas en machine learning para controlar este tipo de fenómenos.
Y es que según IDC, en el 2023 el 10% de los intentos de fraude de identidad se pueden reducir gracias a los algoritmos más sofisticados de aprendizaje profundo. Una opinión que comparte McKinsey que llega a calificar al Machine Learning como un elemento que cambiará las reglas de juego en cuanto a AML y fraude de identidad específicamente.
Pero es importante resaltar que incorporar este tipo de soluciones no solo es una oportunidad sino también un desafío, las entidades financieras procuran investigar actividades sospechosas de la manera más eficiente posible. Pero, para ser más eficientes, se requiere un seguimiento más preciso y una visión holística, lo que permite tomar mejores decisiones más rápidamente.
Para mantenerse al día con las regulaciones y exposiciones en evolución, SAS® AML (Anti-Money Laundering) ayuda a monitorear automáticamente a los clientes y contrapartes en busca de posibles comportamientos de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo, documentar el proceso de decisión y presentar informes regulatorios completos.
Es importante tener la posibilidad de contar con tecnología que abarque el punta a punta, cubriendo todos los pasos necesarios en los procesos AML en todas las áreas clave, incluido el monitoreo de actividades sospechosas, la debida diligencia, el filtrado de listas de vigilancia y la gestión de casos de investigaciones.
Y allí es donde entran a jugar papel preponderante soluciones avanzadas como las de SAS, una solución de última tecnología preparada para ejecutar el cálculo de riesgo en línea, analítica de datos para segmentación e identificación de señales de alerta, operaciones inusuales y sospechosas, segmentación de factores de riesgo, cumplimiento de atención de solicitudes, soportes requeridos y necesidades regulatorias; esta es una solución destacada por su sencilla implementación, altos estándares de seguridad, estabilidad, escalabilidad y eficiencia.
Por supuesto, aparte de la tecnología, también es necesario un esfuerzo cultural y regulatorio que permita a las instituciones cooperar entre sí, facilitando compartir y analizar información relevante en la lucha contra el crimen por parte de los gobiernos y las organizaciones. El mal siempre está cambiando e innovando en su forma de esconderse y actuar, hoy las soluciones avanzadas basadas en tecnología como la analítica y más exactamente las soluciones Anti Money Laundering basadas en el aprovechamiento de los datos, machine learning y otras formas de inteligencia artificial están empezando a ganar la batalla.