“En la era digital, la economía de los datos se está convirtiendo en el nuevo ´oro negro´ que aceita el motor del crecimiento económico. Los datos, masivos y abiertos, son esenciales para mejorar la confianza de los ciudadanos en sus estados y hacerles partícipes de la acción pública, facilitando el acceso a la información y mejorando la calidad de los servicios públicos”. Esta es la introducción que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hizo acerca de la importancia que estaba alcanzando el aprovechamiento de los datos en el sector público en América Latina hace un par de años.
Con la pandemia y todos los cambios que ella produjo ha quedado al descubierto la importancia y trascendencia de que las entidades del sector público recurran a los datos para tomar mejores decisiones que ayuden al cumplimiento de sus objetivos misionales. ¿Se imaginan haber afrontado todo el tema de salud, de atención y prevención de los usuarios o el tema de priorización de la población para la entrega de las vacunas sin datos ni analítica que permitiera aprovecharlos?
En la medida en que las entidades -ya sean nacionales, regionales o municipales- se convenzan de la importancia de tener sus datos organizados, de sumar fuentes estructuradas y no estructuradas, de hacer correlaciones y aplicar todos los modelos analíticos para aprovechar mejor los datos, compañías como SAS se convierten cada vez en aliados más estratégicos de estas entidades.
En los últimos años el tema ha venido evolucionando y una de las formas en que se está aprovechando e impulsando el uso de las soluciones analíticas por parte de las entidades está en el desarrollo de programas e iniciativas de datos abiertos en los países.
“Los gobiernos tienen una oportunidad sin precedentes de generar valor público a través de la apertura y uso de datos. La Carta Internacional de Datos Abiertos los define como aquellos datos digitales que son puestos a disposición con las características técnicas y jurídicas necesarias para que puedan ser usados, reutilizados y redistribuidos libremente por cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar”, dice el BID.
Según la entidad, por lo general, los datos abiertos han generado interés en las entidades y los ciudadanos por los beneficios que el análisis de estos datos genera en términos de transparencia y rendición de cuentas. Así mismo porque son la fuente para la publicación de procesos de contrataciones, obras públicas y presupuestos, porque ayudan a hacer más transparentes las gestiones y a resaltar malos manejos o prácticas de corrupción que de otra manera serían más difíciles de identificar.
También porque tienen el potencial de mejorar la eficiencia de los gobiernos de la región, facilitando el diseño, monitoreo y evaluación de políticas públicas. Además, pueden convertirse en un habilitador del desarrollo económico creando oportunidades para emprendedores que usan los datos para crear servicios o productos. Y porque pueden jugar un rol fundamental en el empoderamiento de comunidades gracias a que, a través de su uso, las organizaciones de la sociedad civil y otros actores (academia, periodistas, empresas, emprendedores) pueden visibilizar problemas públicos y comunicar demandas ciudadanas, generar redes de cooperación público-privada para cocrear y coproducir servicios públicos, y conectar actores del ecosistema digital para fortalecer la innovación en la administración pública. En este sentido, los datos abiertos sirven como elemento de creación de confianza entre los gobernantes y los ciudadanos.
Se debe generar mayor confianza en los ciudadanos para que sientan la seguridad y los beneficios de la analítica. El ciudadano debe sentir que con la información que comparte se desarrollan programas y beneficios que lo van a favorecer.
Hay muchos ejemplos de cómo estas bases de datos abiertas se están convirtiendo en programas concretos y de alto impacto para los ciudadanos. En Colombia, por ejemplo, se ha desarrollado un portal llamado Data Sandbox, que funciona como “un espacio experimental para promover el uso del Big Data en el sector público”.
Proyectos para que la ciudadanía pueda acceder a información de accidentes de tránsito ocurridos (incluso detectando lugares, situaciones que los provocan y horarios de ocurrencia más propensos); o en los que se hace una caracterización sociodemográfica de la población para trabajar temas de inclusión con personas en discapacidad; caracterización de empleabilidad para revisar que se cumplan los temas de equidad de género; o la misma priorización de la población para recibir vacunas contra el Covid-19 son algunos de los proyectos que allí se desarrollan y que están empezando a tener un alto impacto para la ciudadanía.
El proceso es sencillo: las entidades recogen toda los datos disponibles, soluciones analíticas como las que provee SAS ayudan a su organización a obtener una mejor visualización de esos datos y luego publicarlos para el uso y aprovechamiento de la ciudadanía. Es entonces cuando grupos especializados que ya incorporan soluciones analíticas (puede ser una oficina de transporte, un hospital o secretaría de salud o una agencia de empleo) los aprovechan en proyectos específicos como los aquí mencionados.
Se trata de una nueva manera de impulsar el aprovechamiento de los datos y el uso de las soluciones analíticas en más sectores y actividades. Un camino que tienen y están desarrollando varios de los países latinoamericanos en la actualidad.